La segunda marcha universitaria que unió a Chaco y Corrientes en la defensa de la educación pública, cerró con un abrazo simbólico al Rectorado de la UNNE, en la capital correntina. Luego, se leyó el documento que se escuchó en todo el país. “La universidad pública, base de la democracia y el desarrollo social, lucha por su supervivencia”, es el nombre del texto leído en fragmentos por la secretaria general de Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional del Nordeste (ADIUNNE), Marina Stein; la secretaria general de la Asociación de Trabajadores de la Universidad Nacional del Nordeste (ATUN), Liza Hortz; el presidente de la Federación Universitaria del Nordeste (FUNE), Pablo Varela; el decano de la Universidad Tecnológica Regional (UTN), Jorge de Pedro, y la secretaria general del Consejo de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional del Nordeste (CODIUNNE), Marisú Liwsky; y el rector de la UNNE, Omar Larroza. “Hace 5 meses convocamos a una manifestación nacional preocupados por el desfinanciamiento que estaban experimentando el sistema universitario y científico. En aquella gesta colectiva de abril, con plazas y calles de todo el país colmadas por la sociedad argentina, alzamos nuestra voz en defensa de la Universidad Pública, la educación y la ciencia”, reza el primer párrafo del texto firmado por el Frente Sindical de Universidades Nacionales, la Federación Universitaria Argentina (FUA) y el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). El documento continúa: Siempre dispuestos a la búsqueda de soluciones, advertimos en aquel entonces las dificultades que el sistema atravesaba. Queríamos evitar la grave situación que vivimos hoy. La reconducción del presupuesto 2023 para el año 2024 hizo que las partidas de gastos de funcionamiento quedaran completamente desactualizadas. Paritarias discontinuadas, unilaterales y sin voluntad de acuerdo profundizaron la pérdida del poder adquisitivo del salario. El profundo desfinanciamiento del sistema científico puso en jaque su desarrollo. Nunca aparecieron respuestas a más de 100 obras de infraestructura paralizadas y los programas de asistencia a estudiantes se actualizaron tarde y mal, perjudicando a miles que lo necesitaban para continuar sus estudios. Como si esto no fuera suficiente, soportamos una campaña injusta, planificada e intencional, que busca sistemáticamente desprestigiar lo que sucede en el ámbito científico y universitario para fundamentar la desjerarquización y el ahogo presupuestario. No ha habido, ni siquiera, vocación de diálogo. Todos los intentos que promovimos para buscar espacios que permitan gestionar las dificultades y encontrar soluciones fueron infructuosos. Hizo falta que la sociedad se manifestara conmovedoramente en toda la Argentina para que empezáramos a tener algunas respuestas; respuestas que prolongaron la agonía, pero que no pudieron, porque no quisieron, resolver estructuralmente los problemas. La situación hoy es más crítica que a comienzos de año, con un capítulo dramático en materia salarial. La pérdida de quienes trabajamos en las universidades públicas es de una gravedad inusitada; con un porcentaje enorme de docentes y nodocentes percibiendo un salario por debajo de la línea de la pobreza, cuando no de la indigencia. Esto compromete uno de los núcleos de la Universidad Pública, pues pone en riesgo la continuidad de los cuadros académicos, de administración y de servicios esenciales para su funcionamiento. El Gobierno busca desmantelar la paritaria nacional docente y nodocente -la principal herramienta para resolver las controversias salariales y las condiciones de trabajo- por tres vías. La primera, negando la especificidad de los Convenios Colectivos de Trabajo y equiparando esta paritaria a la de la administración pública nacional. La segunda, transformándola en una farsa donde el diálogo y la instancia de negociación desaparecen y sólo existe la imposición, la palabra vacía y la difamación hacia trabajadoras y trabajadores. La tercera, negándose a resolver el pliego completo de reivindicaciones: cumplimiento y pago de la garantía salarial, reposición y pago del FONID, formación y capacitación, cargos genuinos para ad honorem y contratados, salud y condiciones de trabajo, nomenclador de nivel preuniversitario y recomposición de los programas socioeducativos. El reclamo por recomposición salarial para sostener la universidad pública converge con las luchas de la clase trabajadora por su salario y condiciones de vida. Todo ello bajo el impacto del índice de pobreza que creció más del 10 % en los primeros seis meses del año, con casi el 70 % de niñas y niños pobres, con el incremento del 13 % de jubiladas y jubilados pobres, con despidos masivos en diferentes dependencias del Estado nacional vinculadas con el bienestar social y la soberanía nacional; pero también bajo la frivolidad, el destrato y la crueldad de este Gobierno. Defender las condiciones salariales y de trabajo de docentes y nodocentes en este angustiante contexto no es defender privilegios sino nuestros derechos: condiciones mínimas para la vida digna de quienes tienen la responsabilidad de formar a futuras generaciones de profesionales, de garantizar el funcionamiento de la institución que lo hace posible. La Ciencia es la Universidad, la crisis que atraviesa el sistema científico es más profunda y será terminal si no se consideran medidas urgentes. La falta de actualización salarial de los docentes-investigadores, junto con la reducción del financiamiento para becas y programas de apoyo, afecta gravemente al sistema científico-tecnológico argentino. El 60% de quienes hacen ciencia lo hacen en universidades nacionales, y la disminución de estos recursos impacta tanto a jóvenes en formación como a equipos de investigación consolidados. A esto se suma la paralización de las obras de infraestructura planificadas para impulsar la investigación en el ámbito universitario, así como el cese de políticas de financiamiento para la adquisición de equipamiento e insumos, lo que pone en peligro proyectos en curso. La interrupción de convenios con editoriales internacionales ha limitado el acceso a publicaciones clave, mientras que la falta de nuevas convocatorias y proyectos ha provocado la paralización de varias líneas de investigación y la pérdida de profesionales calificados, afectando la calidad educativa. Las universidades no solo aportan personal altamente especializado, sino que también colaboran en la resolución de problemáticas sociales y del sector productivo, promoviendo la innovación a través de patentes, líneas de investigación y formación de futuros investigadores e investigadoras. Para toda la comunidad […]