El apoyo incondicional de Javier Milei a Santiago Caputo, el “arquitecto” de su victoria electoral, o su “asesor estrella”, quedó reflejado no solamente en las entrevistas en las que Milei se refirió a él como parte del “triángulo de hierro”, junto a su hermana, Karina Milei. Ahora, la Casa Rosada blindó al “asesor” frente a una serie de preguntas que los diputados realizaron sobre Caputo, su rol, su involucramiento en decisiones de gestión y por qué se da la contradicción entre la fuerte injerencia que detenta sobre el Gobierno, cuando a la vez se lo habilita a no presentar declaraciones juradas y no está alcanzado por las responsabilidades que establece la ley de ética pública, que resguarda que el personal que toma decisiones en el Estado no pueda beneficiarse a sí mismo o a terceros. En primer lugar, el Gobierno confirmó que Santiago Caputo no es ni persona políticamente expuesta ni tiene obligación a presentar declaración jurada. Justificó estas faltas en que “desempeña tareas de asesoría bajo un marco de modalidad de empleo de locación de servicios por tareas de naturaleza no permanente”. Ante las consultas formuladas por algunos legisladores, como Juan Manuel López, de la Coalición Cívica, el Gobierno dejó vacías las respuestas. Los diputados solicitaron información sobre las funciones y competencias reales de Caputo, su modalidad de contratación, categoría, remuneración mensual y la cantidad de unidades retributivas que percibe. Además, preguntaron por los conflictos de intereses reales y potenciales del “asesor” y su incompatibilidad respecto de funciones y actividades que ejerce, entre las cuales está su trabajo como empleado (aunque las fuentes y la documentación apuntan a que sería director) de una firma agropecuaria que compra y vende soja y ganado, entre otros productos. Sobre esto, desde le Gobierno no hicieron comentarios. Tampoco respondieron si Caputo asiste a las reuniones de Gabinete, en carácter de qué lo hace y qué otros asesores participan en las mismas. El Gobierno eludió las preguntas sobre si tuvo alguna responsabilidad, o si brindó asesoramiento, en el proceso de reformulación de la ex-Agencia Federal de Inteligencia, hoy Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), y cuáles fueron sus tareas en ese proceso. La Secretaría General de la Presidencia de la Nación sí informó que Caputo se encuentra contratado bajo la órbita de Karina Milei y que percibe 3750 unidades retributivas mensuales que, a equivalencias de agosto, son unos $2.563.312,5. Luego, explicó sus funciones: “Conforme surge de su contrato, sus actividades consisten en liderar proyectos de consultoría en el campo profesional específico; planificar y ejecutar actividades de consultoría en un campo profesional especializado; armar propuestas estratégicas con contenido teórico y práctico para la obtención de resultados”. Continúa la respuesta de esta manera: “Armar un plan de trabajo que contenga entregables para la consecución exitosa del objetivo; diseñar indicadores para la medición de avances del proyecto; coordinar y dirigir el diagnóstico y la puesta en marcha de la implementación; asesorar en temáticas de su especialidad y generar mecanismos de transferencia de conocimiento”. En ningún momento mencionan qué “proyectos de consultoría” lidera Caputo, a qué “campo profesional especializado” se aboca, qué “propuestas con contenido teórico y práctico para la obtención de resultados” desarrolla. Tampoco dieron ningún detalle sobre su función concreta. Caputo, además de consultor del Estado, formalizó su primer trabajo registrado en Zefico SA, una compañía del agro, al mismo tiempo que llegó a la Casa Rosada. Empezó a trabajar allí el 1 de enero de este año, apenas 20 días después de que asumiera Milei. La sociedad fue constituida por Pablo Costa, padre de uno de sus íntimos amigos de su infancia, Lucas Costa, y amigo de su padre (fallecido), Claudio Caputo, que era su escribano. Consultado Caputo sobre su flamante empleo, pero fuentes de su entorno dijeron que, al no ser funcionario y al tratarse de “temas personales”, prefería no hacer comentarios. La respuesta va en línea con el decreto firmado ayer por Milei, que restringe los pedidos de acceso de información pública sobre asuntos “privados” de los funcionarios. Además de su peso sobre la SIDE, a través del interventor Sergio Neiffert, la trascendencia de las decisiones de Caputo en el Gobierno quedó de manifiesto, la semana pasada, en boca de uno de los candidatos de Milei para ocupar una vacante en la Corte Suprema. “El cargo me lo ofreció el señor Santiago Caputo en una reunión con el señor Sebastián Amerio. Yo no conozco al Presidente de la Nación, no hablé nunca en mi vida, ni por teléfono con él y la persona que me ofreció el cargo fue Caputo, a quien no conocía tampoco, y en este proceso lo he visto dos veces”, dijo el académico Manuel García-Mansilla. Amerio es, también, el hombre de Caputo en la cartera que encabeza Mariano Cúneo Libarona. Sus detractores señalan que Amerio conduce el ministerio. Este domingo, en la entrevista que Milei concedió a LN+, se refirió a Caputo como un amigo, como una persona “mucho más inteligente que la media” y afirmó que cree que quienes lo cuestionan lo hacen para “pegarle” a él, pero no se atreven a hacerlo de manera directa. Buscan, dijo el Presidente, construir la imagen de un “monje negro”, a cargo de la gestión. Frente a las preguntas sobre por qué Caputo no ocupa un cargo formal, dado el nivel de responsabilidad que tiene, respondió: “Es mi asesor. ¿Cuál es el problema? ¿Qué les molesta? No es un gobierno tradicional, a todos los gobiernos les gusta gastar, les gusta robar y, en este gobierno, al que roba le cortamos la mano”. La Nación