xJuan Carlos Tuyaré.Es muy común escuchar en el ámbito de la Iglesia que el conocimiento es dañino para la vida de un creyente, porque lo puede convertir en un sabelotodo y alejarlo así de las experiencias netamente espirituales, que son las realmente importantes. Pero en realidad, siempre desde el punto de vista bíblico, esa línea de pensamiento es una falacia, porque parece un argumento válido, pero no lo es. A veces, se la utiliza de manera intencional para manipular; o también, en ocasiones sin mala intención y solo obedecen a descuidos o ignorancia.UNO DE LOS PRINCIPALES FUNDAMENTOSEl texto bíblico señala, en reiteradas oportunidades, que el conocimiento es uno de los principales fundamentos de la vida cristiana y la falta de él es considerada como el motivo principal de la destrucción. En cierta ocasión, a propósito de la destrucción, el profeta Oseas señaló, por indicación de Dios, que su pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento.El cristiano puede tener fe, pero si le falta conocimiento no irá muy lejos, o lo que es peor: se quedará por el camino. El apóstol Pedro lo coloca en tercer lugar en cuanto al orden de prioridad de lo que debería ser el conocimiento en la vida de un cristiano genuino. Él dice: a la fe agréguenle virtud; es decir, el deseo de hacer las cosas bien; y a la virtud, agréguenle conocimiento para saber cómo se deben hacer las cosas.APLICACIÓN FUERA DE CONTEXTOAhora bien, el cristiano suele confundirse al aplicar fuera de contexto la enseñanza del apóstol Pablo, quien sugiere que “el conocimiento envanece, pero el amor edifica”. Esta sugerencia fue dada a la iglesia primitiva en el contexto de evitar comer lo que había sido sacrificado a los ídolos (dioses falsos); y está dirigida a quienes tenían el conocimiento de que eso estaba mal, pero no tenían paciencia con quienes no tenían ese conocimiento; es decir, los que pecaban sin saberlo.Era muy común, incluso hoy mismo ocurre en ciertos sectores religiosos, que se organizan fiestas con comidas incluidas, dedicadas a ídolos y que luego es compartida por los presentes; y esa práctica es una desobediencia a Dios. Hay quienes lo saben y quiénes no. Entonces la sugerencia de Pablo es no utilizar el conocimiento para ridiculizar al prójimo con el deseo de tener superioridad sobre los demás, porque hacerlo sería una autoexaltación.VERDADERA NECESIDADSin embargo, el mismo Pablo, cuando les instruye a los cristianos de Colosas, conocidos bíblicamente como los colosenses, les dice: “Por lo cual nosotros no cesamos de orar por ustedes, y de pedir que sean llenos del conocimiento de la voluntad de Dios en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que ustedes anden como es digno del Señor, agradándole en todo y creciendo en el conocimiento de Dios”. Aquí, el apóstol describe la imperiosa necesidad de crecer en el conocimiento, porque lo consideraba de extrema necesidad para el buen desarrollo de la iglesia.A la hora de coordinar nuestra relación, siempre deberíamos tener en cuenta los argumentos de Dios al respecto. Él dice que “no camina por donde nosotros caminamos, y tampoco piensa como nosotros pensamos”. De manera tal que, si deseamos relacionarnos con Él, deberíamos saber por dónde camina y como piensa, y no existe otro método para saberlo que el conocimiento.INDISPENSABLE PARA CADA CRISTIANOAhora bien, el conocimiento debería ser parte indispensable en cada cristiano, pero su aplicación debería ser positiva, en el sentido de aplicarla para conocer cómo hacer lo correcto, pero siempre evitando ridiculizar al prójimo con el deseo de tener superioridad sobre los demás porque, como decíamos antes, hacerlo sería una auto exaltación.Recordemos siempre al profeta Oseas, quien advirtió que la falta de conocimiento del pueblo de Dios lo llevó a su propia destrucción. Evitemos que nos pase.