xLa gestión de Javier Milei atraviesa un momento delicado, marcado por la creciente presión social y política. A casi diez meses de haber asumido la presidencia, los efectos de las políticas económicas de “shock” implementadas comienzan a reflejarse tanto en el ámbito económico como en su popularidad. Los últimos sondeos de la consultora Poliarquía muestran un descenso notable en la imagen positiva del mandatario, con una caída de 7 puntos. Este retroceso coincide con un creciente malestar social, alimentado por el impacto de las medidas económicas y la expectativa inicial generada por su discurso basado en la “antipolítica”. En este contexto, varios sectores de la ciudadanía expresan un descontento que parece distanciarse de la promesa de cambio radical con la que Milei llegó al poder, señalando un desajuste entre las promesas y los resultados palpables. El Gobierno se enfrenta ahora a una nueva fase en la que deberá recalibrar su estrategia para evitar que el descontento continúe en aumento.La recesión continúa su camino de profundización y los argentinos lo sienten con fuerza en su vida cotidiana. El aumento de las tarifas de servicios básicos como la luz, el agua y el gas, junto con las subas en el precio del transporte público —colectivos, trenes y subte—, crearon un “combo” que agrava aún más el escenario económico. Según varias consultoras, estos incrementos no solo impactan directamente en los bolsillos, sino que además quiebran la tendencia a la baja que la inflación venía mostrando, afectando uno de los principales logros que el gobierno de Javier Milei destacaba como eje de su gestión.El discurso libertario, que prometía una rápida estabilización económica, parece insuficiente ante las crecientes demandas de la población, que esperaba un alivio en su situación financiera. La inflación, controlada hasta hace poco, se ve nuevamente presionada por los aumentos en los costos de vida, generando una sensación de incertidumbre. Mientras tanto, el concepto de “estabilidad”, una bandera clave defendida por Milei durante su campaña presidencial, comienza a desdibujarse en un contexto donde la recuperación económica no parece avanzar al ritmo que muchos argentinos anhelan.El termómetro social, en númerosEl relevamiento mensual de Poliarquía refleja un panorama complicado para el gobierno de Javier Milei. En agosto, el nivel de aprobación presidencial alcanzaba un 47%, mientras que ahora bajó al 40%. Esta caída en la valoración de la figura presidencial se explica, en gran medida, por el impacto de la economía en la vida diaria de los argentinos. Según los últimos sondeos, el desempleo escaló como la principal preocupación de la ciudadanía, mostrando un peso cada vez mayor en la percepción negativa del gobierno.Un dato relevante es que el 50% de los encuestados afirma que el aumento de las tarifas de los servicios públicos ha afectado significativamente su situación financiera. A su vez, el 29% de los consultados atribuye directamente a las políticas económicas de Milei la responsabilidad por la crisis actual.No solo la imagen presidencial está en declive: la gestión libertaria también enfrenta un creciente rechazo. El estudio revela que el 47% de los encuestados desaprueba la administración, un aumento de 4 puntos, lo que marca el nivel más alto de desaprobación desde que Milei asumió el poder. Paralelamente, la aprobación del Gobierno también ha sufrido un revés, cayendo 2 puntos para situarse en el 53%.En cuanto a las principales preocupaciones de la sociedad, el desempleo ahora encabeza la lista con un 18%, desbancando a la inflación, que afecta al 14% de los encuestados. En tercer lugar, el bajo poder adquisitivo se destaca con un 7%, reflejando las dificultades económicas que continúan marcando el día a día de los argentinos.