xHoy dieron a conocer el índice de inflación correspondiente a julio de 2024, arrojando un cuatro por ciento. En realidad, había expectativas de que estuviera debajo de esa cifra, pero lo cierto es que el flagelo sigue en descenso.Personalmente, se me antoja que todas las medidas de gobierno de Javier Milei son correctas; no me refiero solamente al manejo de la economía, sino a políticas de Estado que, a mi criterio, son adecuadas y pueden despertarnos de una siesta que lleva décadas.No soy un experto en economía, pero el presidente hace una afirmación irrefutable: los países que han liberado las fuerzas productivas, aquellos en que la intervención estatal en la dinámica económica es menor, que están abiertos al libre comercio, son infinitamente más prósperos, como lo demuestra la evidencia empírica.Lo que ha batallado el oficialismo para lograr que la Ley Bases sea aprobada fue homérico; si bien su contenido fue reducido, a veces modificado, desguazado en otros, la ley 27.772 es formidable.Milei ha conseguido que el Congreso le delegue facultades para hacer innovaciones en cuatro materias que contempla el art. 1°: administrativa, económica, financiera y energética, por el plazo de un (1) año, y el mérito inconmensurable fue lograr su aprobación con el diez por ciento de senadores y quince por ciento de diputados.Insisto, y en esto le doy la derecha al presidente, no se está dimensionando en sus justos términos la revolución, no solo económica, sino institucional, que se está viviendo en estos momentos.Hay un cambio de paradigma que el gobierno libertario ha adoptado, que el pueblo todavía no ha asimilado y demora en comprender.Verbigracia, la sociedad argentina está esperando una devaluación del peso, estrategia que vienen empleando los sucesivos gobiernos en forma consuetudinaria para sanear las cuentas públicas; la contrapartida es un considerable costo social en términos de pobreza, de envilecimiento de los ingresos de la población.Los chacareros, la gente de campo en general, representan un ejemplo de la perspectiva devaluatoria; tienen encanutada la producción esperando un mejor precio producto de una apreciación de la moneda estadounidense.¿Alguien puede negar, sin perjuicio de mala fe o anteojera ideológica, que este gobierno, el primero en décadas, está intentando ordenar el Estado, la macroeconomía, las cuentas públicas?Y en esto confluyen decisiones de diversa índole, no solo económicas. La eliminación de la agitación social promovida por los cortes de calle en todo el país, con el sencillo expediente de dejar de subsidiar a los intermediarios de los planes sociales; el mayor empeño dedicado al combate del delito, concretamente del narcotráfico; una mayor eficiencia en la custodia de las fronteras.Javier Milei ha introducido una modificación revolucionaria en el derecho administrativo argentino, EL SILENCIO POSITIVO. Cuando los particulares formulan una petición a la administración pública, en caso de que no se expida en el plazo legal, guardando silencio, se considera su respuesta positiva; implica aceptación del reclamo o solicitud efectuada por el particular.Ha invertido el significado del silencio administrativo, concediendo mayor poder al privado frente al Estado. La política de desregulación —encarada a través de un ministerio creado al efecto, a cargo de Federico Sturzenegger— es una noticia alentadora; la finalidad es despejar el ordenamiento jurídico de normas que han quedado en desuso (desuetudo) mediante su derogación, como aquellas que son expresión genuina del populismo económico.Pocos ponderan que la reducción de la inflación inducida por el oficialismo se materializó sin controles de precios, sin ley de abastecimiento, sin ley de defensa de la competencia, sin ley de compre nacional, de góndolas, y un sinfín que ahora no recuerdo.Todos los planes económicos precedentes han empleado todas o algunas de las leyes señaladas QUE HAN FRACASADO.Milei dijo al asumir el poder que el primer objetivo de su administración será acabar con el impuesto más gravoso para la sociedad, pues es el que afecta a los más vulnerables, LA INFLACIÓN.Comenzó con un veinticinco por ciento en diciembre de 2023 y la redujo a cuatro por ciento en el mes de julio de 2024, SIN INTERVENCIÓN O MANIPULACIÓN DE LOS MERCADOS.Respecto del déficit cuasifiscal, con la bomba de LELIQS dejada por el gobierno anterior, que los bancos, haciendo la más cómoda, colocaban en el Banco Central, fue desactivado por Milei bajando la tasa de interés y transfiriendo su déficit al Tesoro.Y no se trata de un cambio de bolsillo en las arcas del Estado nacional, como algunos economistas alegaron, porque la deuda de LELIQS, luego transformada en pases a veinticuatro horas, nos conducía a la hiperinflación.Sergio Massa legó a la actual administración un déficit cuasifiscal inmanejable y se comió cuarenta mil millones de dólares de los exportadores, que se los fumó en pipa.Por eso, es una paradoja que los analistas políticos se rasguen las vestiduras porque tenemos recesión y, supuestamente, la economía no arranca.Tengo entendido que los planes de estabilización que se llevaron a cabo en diversas naciones del planeta no tuvieron un efecto inmediato, repentino. El ejemplo de Polonia, que pasó de una economía comunista planificada a un sistema capitalista exitoso, produjo en el primer año una caída del PBI del once por ciento, en el segundo otra de cuatro, para crecer el uno por ciento el tercer año (Agustín Etchebarne dixit).Tampoco es cierto que todos los sectores o ramas de la economía estén planchados; tanto el agro como la energía —producción de petróleo y gas— están en crecimiento, lo propio la venta de autos.El único país de la región que tiene un descalabro de sus cuentas públicas gigantesco es Argentina; ahora, que un presidente tomó el toro por las astas y está dispuesto a asumir el costo político del reordenamiento macroeconómico, la prensa, los medios, están impacientes porque los resultados positivos no son inmediatos.Como suele recordar Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, en el primer año de gobierno de Eduardo Duhalde (2002) la caída del PBI fue del dieciséis por ciento; pero la opinión pública no condenó esa evidencia vergonzosa porque había consenso de que el gobierno del presidente De la Rúa era inoperante, convalidando el golpe de Estado institucional que lo derrocó.Los actos de gobierno de Milei son aquellos que el periodismo de centro pedía a gritos para iniciar una recuperación; nadie quiere asumir el costo del ajuste, decían a coro.Este presidente, por ser un outsider del espectro político, acometió con coraje la empresa de reordenar la economía y tiene como despiadados detractores, no exclusivamente a la prensa de izquierda, sino también a los medios de derecha.Bajó el gasto estatal, consiguió superávit en las cuentas del Tesoro y del Banco Central, estabilizó el dólar, la inflación está en descenso desde el inicio de su mandato —la de julio fue la más baja en dos años y medio— no repudió la deuda interna ni externa, actualizó el valor de las tarifas públicas.Todo eso en ocho meses; sin embargo, se escuchan letanías, lamentos, por la caída de la economía, por el incremento de la pobreza —que Página 12 descubrió desde que Milei asumió el poder— por los magros salarios que perciben los argentinos, etc.Que el pueblo de este país esté preocupado por la caída del PBI y exija, por ende, resultados inmediatos del plan económico es una paradoja.Se bancó dos hiperinflaciones, una confiscación de depósitos bancarios brutal con el plan Bonex del presidente Menem, un gobierno desastroso del esbirro de Cristina, Alberto Fernández.¿Entonces, ansiedad o perversión? Los fuegos de artificio que lanza la prensa de izquierda, llámese Página 12 y medios similares, era previsible; lo que no entraba en los cálculos es que provengan de otros de derecha, como La Nación, La Prensa, Clarín, Notiar, etc.EL ÁRBOL IMPIDE VER EL BOSQUE. Prefiero ver el vaso medio lleno que el vaso vacío; me parece que los cambios generados en ocho meses por un gobierno débil, con escasa representación política, son ciclópeos y van en la correcta dirección.