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En medio de la polémica desatada por el aumento de las dietas de los senadores a mano alzada, la sociedad se encuentra consternada al descubrir la disparidad abismal entre los ingresos de los legisladores y los de los sectores más vulnerables. El incremento, que llevaría a un senador a percibir la astronómica cifra de $ 7.200.000 de pesos, deja en evidencia la diferencia por ejemplo con los jubilados, quienes necesitarían dos años y medio de haberes para alcanzar la suma mensual de un legislador.
El malestar crece al recordar que esta decisión se tomó en una votación relámpago, que resultó en un aumento del 170%, elevando las dietas de 1,9 millones a más de 7 millones de pesos brutos. Mientras tanto, los jubilados que reciben la mínima apenas alcanzan los $241.000, quedando en una situación de extrema desigualdad respecto a los ingresos de los senadores.
Uno de los legisladores más señalados por respaldar este aumento fue Martín Lousteau (UCR), quien generó controversia al realizar un gesto apenas perceptible al momento de la votación. Lousteau justificó el incremento argumentando que estaba acordado con todos los bloques de la Cámara Alta, defendiendo su posición al comparar los ingresos de los senadores con los de ciertos funcionarios y voceros del gobierno.
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Sin embargo, las críticas hacia esta decisión no se hicieron esperar. Luis Juez, titular del bloque del PRO en el Senado, expresó su indignación calificando el episodio como un “bochorno” y asegurando que nunca fue informado sobre la votación. Además, lanzó fuertes críticas hacia Lousteau, sugiriendo irónicamente que si busca mayores ingresos debería considerar trabajar como tuitero o vocero del presidente.
El aumento en las dietas de los senadores desató un intenso debate sobre la moralidad y la equidad en los ingresos de los funcionarios públicos, dejando al descubierto una brecha económica preocupante en la sociedad argentina.
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